Mon Village: una marca nueva que perpetúa una tradición viva

La marca MON VILLAGE es un acto de memoria. Narra esa mañana de agosto de 1991 en que Paul-André Cornu, entonces propietario de Cornu SA, dueño de la marca «De Champagne», es conminado por el poderoso Comité Interprofesional de Vinos de Champagne (CIVC), en Francia, a borrar el nombre de su pueblo de todos los productos que, no obstante, se elaboran allí desde hace décadas. Las intimidaciones arbitrarias del CIVC y su pesado aparato político-judicial chocan, sin embargo, con la resistencia determinada de la empresa familiar. El Gobierno suizo pronuncia incluso una recomendación jurídica favorable a Cornu SA. Por desgracia, la empresa es víctima de un nuevo ataque algunos años más tarde. Empeñada en las negociaciones bilaterales con la UE, la Confederación Suiza abandona la causa que había abrazado. El CIVC reanima enseguida su máquina de guerra y se ensaña contra la panadería fina, ahora sola. Después de más de diez años de una lucha desigual, Cornu SA logra el derecho a mencionar el origen en sus productos y decide, asimismo, dar un resuelto paso adelante haciendo evolucionar su marca. Un desarrollo que se añade a una victoria moral inesperada: la firmeza de la empresa familiar y la porfía del pueblo de Champagne les valen hoy fama extraordinaria e inmensa simpatía.
La marca MON VILLAGE es un homenaje. Celebra el pueblo de Champagne, a sus valientes habitantes y a todos aquellos, numeroso, famoso o anónimos, que se han puesto de su lado. Puede que jamás una pequeña comunidad haya estado tan unida en la defensa de su identidad y de los productos de su tierra; nunca, sin duda, un pueblecito hasta entonces discreto
había atraído tanto interés y popularidad. Cuando los «Champagnoux», sus habitantes, heridos por el extremismo insolente del CIVC, multiplicaron los actos de resistencia hasta desbautizar simbólicamente su municipio, su revuelta recorrió los medios de comunicación del mundo, y de todas partes llegaron mensajes de apoyo y aprecio. Hoy Champagne enarbola con orgullo su nombre centenario en sus muros; pero también, aún más visible que antes, en todos los caminos que llevan hasta allí. Los visitantes, especialmente franceses, son más numerosos que nunca y siempre recibidos como amigos.
La marca MON VILLAGE sella una nueva alianza. Los continuadores de André y Paul-André Cornu llevan hoy el brillante mensaje de los «Champagnoux» a otros pueblos apegados al gusto de lo auténtico, generosos con su saber hacer y orgullosos de sus orígenes. La marca reúne ahora junto a Champagne, bajo un mismo nombre, a otros pueblos ligados por un concepto común de revalorización del origen de sus productos y por un amor compartido por la calidad y la tradición. La alianza fecunda de estos pueblos afirma la identidad de la marca y perenniza el renombre de la denominación De Champagne, que entra con dignidad en la historia.


Ingredientes de alta calidad
Cornu SA.
Los miembros de la familia Cornu prestan particular atención a la selección de los ingredientes para la fabricación de los productos de la marca «Mon Village», como la mantequilla, la sal o el sésamo. Son los únicos que validan su compra y asumen, con ello, toda la responsabilidad.
Se controlan escrupulosamente tanto la calidad de los ingredientes como las condiciones higiénicas y de seguridad. La empresa familiar respeta la metodología más puntera, según los estándares International Food Standard (IFS) y British Retail Consortium (BRC).
Con el paso de los años, Cornu SA ha sabido rodearse de los mejores proveedores. La confianza y la fidelidad que se han instaurado, así como el conocimiento de las exigencias de la empresa familiar, garantizan la calidad de los productos.

Acciones responsables
Sus principales acciones son:
La recuperación de la energía de los hornos para calentar agua y caldear las fábricas | |
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La instalación de jardines en los tejados para optimizar el aislamiento térmico y la retención de agua sin utilizar elementos contaminantes | |
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El reciclaje de todos los desechos de papel y cartón que resultan de las actividades de administración y producción | |
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La instalación de numerosos sistemas que permiten evitar al máximo la pérdida de ingredientes a lo largo de toda la cadena de producción | |
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Una familia al servicio del arte panadero
En 1934, André Cornu abre una panadería artesanal, cuyos productos encuentran aprecio inmediato en Champagne, un pueblo del cantón de Vaud, y su región. Tras la Segunda Guerra Mundial, numerosas panaderías se ven obligadas a cerrar, asfixiadas por las dificultades económicas. André Cornu comprende que debe ofrecer productos que se desmarquen. Se decide, entonces, por los Flûtes de Champagne (colines).
Autenticidad y calidad: una apuesta segura para Cornu SA
Pronto, los colines tienen un éxito arrollador en toda la región, y el pequeño obrador no da abasto para satisfacer los pedidos. En 1962, ayudado por su padre André, Paul-André Cornu construye su primera fábrica en medio del pueblo de Champagne. Funda así la empresa Cornu SA y comercializa sus productos en toda Suiza. Para ofrecer un producto de alta calidad, invierte en equipos que reproducen escrupulosamente el saber hacer artesano. Los sabores auténticos de los Flûtes de Champagne serán pronto apreciados también en el extranjero.
Una empresa al servicio de la calidad
En los años 90, se construyen dos nuevas fábricas en Fontain (Francia), donde la selección de ingredientes y el saber hacer de los panaderos responden a las exigencias de calidad de la empresa. Las tecnologías más modernas permiten respetar la autenticidad y ofrecer productos naturales, crujientes y sabrosos.
Dirigida hoy por Marc-André Cornu, nieto del fundador, Cornu SA continúa defendiendo los mismos objetivos: productos de ingredientes 100 % naturales, calidad constante y sabores auténticos. La empresa, cuya sede social sigue estando en el encantador municipio de Champagne, perpetúa así su secreto: una dulce mezcla de tradición e innovación, valores fundacionales de la marca «Mon Village».

Paul-André Cornu